miércoles, 31 de octubre de 2012

 Con la intención cargada, y dispuesta al disparo, nos dejamos arrastrar por la ilusión de encontrarnos con el atractivo varonil,profundamente seductor y femenino , de una villa monumental y turística,ahora lejos del bullicio del verano,con la tranquilidad  y el sosiego del otoño;Envuelta en unos velos de sedosos tonos dorados que las piedras recogen y devuelven al entorno, en una atmósfera cálida,que recuerda el reconfortante ambiente de la lareira,en el hogar gallego.
 Cambados nos abre sus noches húmedas  de blanco alvariño.


























Raxo se engalana con las luces de la tarde, y presenta su mejor semblante de terciopelo y oro, para enamorar con sutil delicadeza, los corazones mas sensibles